Entrevista a Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, para LA RAZÓN:
¿Qué te ha parecido la visita de Benedicto XVI?
Ha sido maravilloso. El Papa ha sido de una dulzura y ternura enorme, siempre sonriente. Ver tantos jóvenes en Madrid es maravilloso. Una juventud sorprendente porque la gracia del Espíritu Santo cambia al hombre. Dice San Pablo que el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Un joven que se encuentra con Jesucristo y que quiere seguirle y acepta la proposición que le hace Él inmediatamente recibe la gracia del Espíritu y su ser más profundo es transformado por un encuentro que es más que una amistad. De ahí vienen las consecuencias de la alegría de estos jóvenes. Son capaces de ser castos como fruto de la gracia del Espíritu Santo.
El Papa en el encuentro con los voluntarios de ayer les habló de la llamada vocacional y los animó a no tener miedo. ¿Qué te parecen estas palabras?
Precisamente hoy es un día importante. Estas palabras son maravillosas porque hemos visto que los chicos han ido evangelizando por los pueblos de España. Hemos estado en muchísimas partes y han venido contentísimos. Muchos de ellos sienten ya una llamada a ofrecer su vida a Jesucristo. Esta tarde tendremos un encuentro vocacional en la plaza de Cibeles presidido por el cardenal Rouco en el que vamos a invitar a los que se sienten llamados a servir a Jesucristo a hacer un gesto y ponerse en pie. Esperamos que se levanten miles de jóvenes.
El encuentro de esta tarde es una ayuda para la Nueva Evangelización…
Estamos contentos de ponernos al servicio de la Iglesia con todos estos jóvenes. Sólo pido que quien esté leyendo estas líneas haga una oración por nosotros, para que los chicos respondan con fe. Decía San Juan Bosco que casi el 75 por ciento de los jóvenes son llamados al sacerdocio.
Precisamente fue el Papa en su etapa como cardenal el que abrió el Camino Neocatecumenal en Alemania…
Cuando era profesor y vivía en Ratisbona tenía como alumnos algunos italianos que conocieron el Camino y le hablaron de cómo lo que él enseñaba lo estaba llevando a cabo un español y pidió conocerme. Me fui hasta allí con Carmen Hernández –la iniciadora del Camino junto conmigo–. Fuimos a su casa. Nos abrió la puerta, nos presentó a su hermana y después nos invitó a cenar. Quiso saber quién era yo y mi experiencia en las barracas con los pobres, de mi sufrimiento en mi época de existencialista… Nos llevó a un encuentro con el obispo auxiliar de Múnich y el encargado de los catecúmenos para ver si podíamos abrir el Camino en Alemania. Yo hablaba en italiano y él mismo me traducía al alemán cuando fue prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe.
¿En qué les ayudó?
Ratzinger nos quiso ayudar en ese momento y por ese motivo escribió una carta en la que decía que el Camino Neocatecumenal está basado en la Palabra de Dios y es un itinerario de gestación en la fe. Hablaba de cómo Pablo VI nos apoyaba y cómo era necesario abrirlo en las parroquias. Así comenzamos en Alemania y hoy tenemos un seminario en Berlín y otro en Colonia y el Camino está presente en casi todas las parroquias. Además, como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe pidió nuestros escritos para examinarlos desde el punto de vista teológico y darnos una aprobación eclesial. Durante 5 años un equipo de teólogos del Vaticano han examinado absolutamente todo y, si alguna frase no estaba bien dicha, ellos nos han corregido. Ahora estos escritos son el Directorio Catequético del Camino.
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