El sábado por la mañana teníamos una cita en la Plaza de San Pedro, donde durante la celebración del Domingo de Ramos, se hizo entrega de la Cruz y el Icono de la JMJ.
Una celebración estupenda, bajo un sol radiante y un día esplendido, precedido por la procesión de las Palmas, donde re revivió el momento en el cual Jesucristo fue aclamado Rey en su subida a Jerusalem.
El Santo Padre, hablando de las características del Reino de Dios "La primera es que este Reino pasa por la cruz" dice un pasaje del evangelio "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto" (Jn 12,24), fruto de trigo muerto que recibimos en la sagrada Eucaristía.
Las palabras de Benedicto XVI hicieron de manifiesto que la vida no se la puede dar uno a si mismo, diciendo "El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna" (Jn 12,25) Es decir, quien quiere tener su vida para sí, vivir sólo para él mismo, tener todo en puño y explotar todas sus posibilidades, éste es precisamente quien pierde la vida. Ésta se vuelve tediosa y vacía. Solamente en el abandono de sí mismo, en la entrega desinteresada del yo en favor del tú, en el "sí" a la vida más grande, la vida de Dios, nuestra vida se ensancha y engrandece.
Jesucristo mismo dice "¿Qué diré? Padre, líbrame de esta hora" (12,27) .Aquí aparece el pavor de Jesús, ampliamente descrito por los otros tres evangelistas: su terror ante el poder de la muerte, ante todo el abismo de mal que ve, y al cual debe bajar.
Orar siempre significa luchar también con Dios y, como Jacob, podemos decirle: "no te soltaré hasta que me bendigas" (Gn 32,27). Pero posteriormente Jesucristo dice "Glorifica tu nombre" (Jn 12,28). En los sinópticos, este ruego se expresa así: "No se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lc 22,42).
Benedicto concluyó haciendo alusión a la entrega de la Cruz a los jóvenes españoles con estas palabras:
Queridos amigos. Al término de esta liturgia, los jóvenes de Australia entregarán la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud a sus coetáneos de España. La Cruz está en camino de una a otra parte del mundo, de mar a mar. Y nosotros la acompañamos. Avancemos con ella por su camino y así encontraremos nuestro camino. Cuando tocamos la Cruz, más aún, cuando la llevamos, tocamos el misterio de Dios, el misterio de Jesucristo: el misterio de que Dios ha tanto amado al mundo, a nosotros, que entregó a su Hijo único por nosotros (cf. Jn 3,16). Toquemos el misterio maravilloso del amor de Dios, la única verdad realmente redentora. Pero hagamos nuestra también la ley fundamental, la norma constitutiva de nuestra vida, es decir, el hecho que sin el «sí» a la Cruz, sin caminar día tras día en comunión con Cristo, no se puede lograr la vida. Cuanto más renunciemos a algo por amor de la gran verdad y el gran amor — por amor de la verdad y el amor de Dios —, tanto más grande y rica se hace la vida. Quien quiere guardar su vida para sí mismo, la pierde. Quien da su vida — cotidianamente, en los pequeños gestos que forman parte de la gran decisión —, la encuentra. Esta es la verdad exigente, pero también profundamente bella y liberadora, en la que queremos entrar paso a paso durante el camino de la Cruz por los continentes. Que el Señor bendiga este camino. Amén.
Homilía Completa de Benedicto (ES) (IT) (EN)
Asturias con el Papa
Peregrinación de los jóvenes del Camino Neocatecumenal de Asturias, con el Papa Benedicto XVI, a diversos lugares: Tierra Santa (Israel), Fátima, Düsseldorf (Alemania),JMJ Madrid 2011 y JMJ Rio de Janeiro 2013.
0 comentarios:
Publicar un comentario