Basílica de la Agonía
Los principales recuerdos cristianos en el Getsemaní se asocian a la pasión de Jesús. A su sufrimiento y a su oración: “Padre mío, si es posible que no beba de éste cáliz, pero hágase tu voluntad”, son palabras que se recuerdan en la Basílica de la Agonía y en el Huerto de los Olivos. El pasaje de la traición por parte de Judas Iscariote, uno de los doce apóstoles, se recuerda también en la Gruta del Getsemaní.
Tel.: 02-626.64.44
Fax: 02-626.14.15
Tel. Romitaggio: 02-626.64.30
Horario de apertura del Santuario
Estivo: 8.00-12.00; 14.00-18.00
Invernale: 8.00-12.00; 14.00-17.00
Cada primer jueves del mes
Hora Santa 16.00-17.00
La tradición cristiana
El Getsemaní fue un lugar para los cristianos de los primeros siglos: “Getsemaní. Localidad donde Cristo de dirigió a orar antes de su pasión. Está situado hacia el Monte de los Olivos y en ese aún los files acuden para hacer oración” (Eusebio de Cesarea, inicio del siglo IV°). Muy pronto fue edificada ahí una Iglesia (san Jerónimo, a finales del IV° siglo), que viene definida como “elegante” por la peregrina Egeria, contemporánea de san Jerónimo. La iglesia tuvo que haber tenido una vida muy breve, pues de hecho ya no se recuerda después del siglo IV°. Lo que sí se sabe es que los cruzados modificaron una pequeña iglesia dicha de la Oración (Tipicon del Anástasis, siglos X°-XI°) con una iglesia más grande de la construcción dedicada al Ssmo. Salvador (Juan de Würzburg, 1165).
La gruta del Getsemaní fue en los orígenes una caverna natural probablemente usada para prensar las aceitunas (Gat=molino, shemaním=aceites). El peregrino anónimo de Bordeux (333) menciona una roca como el lugar de la traición de Judas Iscariote. Egeria dice que el lugar donde Jesús fue arrestado como prisionero, se encuentra más abajo respecto a la Basílica de la Agonía. El culto se desenvolvió en recuerdo de la permanencia de Jesús y de los apóstoles en la gruta y son testimonio los numerosos grafitos observados sobre las paredes y en el techo de la misma. Una iglesia estaba edificada sobre la gruta en época cruzada (siglos XII°-XIII°). Sucesivamente las dos iglesias cruzadas del Getsemaní fueron destruidas y la gruta, aún frecuentada por los peregrinos, evocaba también la Agonía de Jesús.
La Custodia de Tierra Santa, en poseso de la gruta desde el 1392, buscó, poco a poco, de conseguir los terrenos de los alrededores. En el 1891 surgieron los restos de la iglesia cruzada del Salvador.
Las excavaciones del 1909 (a cargo del P. G. Orfali) llevaron a cavo la descubierta de la iglesia del IV° siglo. En 1924 fue consagrada la nueva Basílica de la Agonía, obra del arquitecto A. Barluzzi. Entre los dos lugares venerados del Getsemaní se extiende “un huerto lleno de muchos y viejísimos olivos, muy estimados por parte de los fieles y de los infieles también, porque los agricultores de ésta región creen que esos provengan de aquellos que estaban en los tiempos de Cristo (F. Quaresmi, 1630).
El lugar
Los lugares santos del Getsemaní:
1. Basílica de la Agonía.
2. Huerto de los Olivos.
3. Gruta de la Traición.
4. Tumba de la Virgen.
Restos arqueológicos en el área de la Basílica de la Agonía.
Basílica actual (Arq. Barluzzi, 1924)
Basílica cruzada (XII° siglo)
Basílica bizantina (IV° siglo)
Textos bíblicos
La agonía
Llegó Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní, y dijo a sus discípulos: “Siéntense aquí, mientras yo voy más allá a orar”. Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia. Y les dijo: “Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y permanezcan despiertos”. Fue un poco más adelante y, postrándose hasta tocar la tierra con su rostro, oró así: “Padre, si es posible, que este cáliz se aleje de mí. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”. Volvió donde sus discípulos, los halló dormidos; y dijo a Pedro: “¿De modo que no pudieron permanecer despiertos ni una hora conmigo? Estén despiertos y oren para que no caigan en la tentación. El espíritu es animoso, pero la carne es débil”. De nuevo se apartó por segunda vez a orar: “Padre, si éste cáliz no puede ser apartado de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad”. Volvió otra vez donde sus discípulos y los encontró dormidos, pues se les cerraban los ojos de sueño. Los dejó, pues, y se fue de nuevo a orar por tercera vez repitiendo las mismas palabras. Entonces volvió donde los discípulos y les dijo: “¡Ahora pueden dormir y descansar! Ha llegado la hora y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. ¡Levántense, vamos! El traidor está a punto de llegar”.
Toman preso a Jesús
Estaba todavía hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce. Iba acompañado de una gran chusma armada con espadas y garrotes, enviada por los jefes de los sacerdotes y por las autoridades judías. El traidor les había dado ésta señal: “Al que yo dé un beso, ése es; arréstenlo”. Se fue directamente donde Jesús y le dijo: “¡Buenas noches Maestro!”. Y le dio un beso. Jesús le dijo: “Amigo, haz lo que vienes a hacer”. Entonces se acercaron a Jesús y lo arrestaron. Uno de los que estaban con Jesús sacó la espada e hirió al sirviente del sumo sacerdote, cortándole una oreja. Entonces Jesús le dijo: “Vuelve la espada a su sitio, pues quien usa la espada perecerá por la espada. ¿No sabes que podría invocar a mi Padre y él, al momento, mandaría más de doce ejércitos de ángeles? Pero así había de suceder, y tienen que cumplirse las Escrituras”. En ese momento Jesús dijo a la gente: “A lo mejor buscan un ladrón y por eso salieron a detenerme con espadas y palos. Yo sin embargo me sentaba diariamente con ustedes en el Templo para enseñar, y no me detuvieron. Pero todo esto a pasado para que se cumpliera todo lo que estaba escrito en los Profetas”. Entonces todos los discípulos abandonaron a Jesús y huyeron. (Mateo 26,36-56)
Otros particulares son mencionados por los otros evangelistas. Lucas menciona el sudor de sangre en la agonía; Juan habla del lugar como un refugio frecuentado por Jesús y sus apóstoles, y subraya fuertemente el hecho que Jesús se entrega de propia voluntad a sus enemigos; Marcos recuerda un detalle de naturaleza quizá personal: Todos lo abandonaron y huyeron. Pero un joven los seguía, revestido solo con una sábana y lo frenó. Pero él, dejando la sábana, escapó desnudo (Marco 14, 50.52).
Los principales recuerdos cristianos en el Getsemaní se asocian a la pasión de Jesús. A su sufrimiento y a su oración: “Padre mío, si es posible que no beba de éste cáliz, pero hágase tu voluntad”, son palabras que se recuerdan en la Basílica de la Agonía y en el Huerto de los Olivos. El pasaje de la traición por parte de Judas Iscariote, uno de los doce apóstoles, se recuerda también en la Gruta del Getsemaní.
Tel.: 02-626.64.44
Fax: 02-626.14.15
Tel. Romitaggio: 02-626.64.30
Horario de apertura del Santuario
Estivo: 8.00-12.00; 14.00-18.00
Invernale: 8.00-12.00; 14.00-17.00
Cada primer jueves del mes
Hora Santa 16.00-17.00
La tradición cristiana
El Getsemaní fue un lugar para los cristianos de los primeros siglos: “Getsemaní. Localidad donde Cristo de dirigió a orar antes de su pasión. Está situado hacia el Monte de los Olivos y en ese aún los files acuden para hacer oración” (Eusebio de Cesarea, inicio del siglo IV°). Muy pronto fue edificada ahí una Iglesia (san Jerónimo, a finales del IV° siglo), que viene definida como “elegante” por la peregrina Egeria, contemporánea de san Jerónimo. La iglesia tuvo que haber tenido una vida muy breve, pues de hecho ya no se recuerda después del siglo IV°. Lo que sí se sabe es que los cruzados modificaron una pequeña iglesia dicha de la Oración (Tipicon del Anástasis, siglos X°-XI°) con una iglesia más grande de la construcción dedicada al Ssmo. Salvador (Juan de Würzburg, 1165).
La gruta del Getsemaní fue en los orígenes una caverna natural probablemente usada para prensar las aceitunas (Gat=molino, shemaním=aceites). El peregrino anónimo de Bordeux (333) menciona una roca como el lugar de la traición de Judas Iscariote. Egeria dice que el lugar donde Jesús fue arrestado como prisionero, se encuentra más abajo respecto a la Basílica de la Agonía. El culto se desenvolvió en recuerdo de la permanencia de Jesús y de los apóstoles en la gruta y son testimonio los numerosos grafitos observados sobre las paredes y en el techo de la misma. Una iglesia estaba edificada sobre la gruta en época cruzada (siglos XII°-XIII°). Sucesivamente las dos iglesias cruzadas del Getsemaní fueron destruidas y la gruta, aún frecuentada por los peregrinos, evocaba también la Agonía de Jesús.
La Custodia de Tierra Santa, en poseso de la gruta desde el 1392, buscó, poco a poco, de conseguir los terrenos de los alrededores. En el 1891 surgieron los restos de la iglesia cruzada del Salvador.
Las excavaciones del 1909 (a cargo del P. G. Orfali) llevaron a cavo la descubierta de la iglesia del IV° siglo. En 1924 fue consagrada la nueva Basílica de la Agonía, obra del arquitecto A. Barluzzi. Entre los dos lugares venerados del Getsemaní se extiende “un huerto lleno de muchos y viejísimos olivos, muy estimados por parte de los fieles y de los infieles también, porque los agricultores de ésta región creen que esos provengan de aquellos que estaban en los tiempos de Cristo (F. Quaresmi, 1630).
El lugar
Los lugares santos del Getsemaní:
1. Basílica de la Agonía.
2. Huerto de los Olivos.
3. Gruta de la Traición.
4. Tumba de la Virgen.
Restos arqueológicos en el área de la Basílica de la Agonía.
Basílica actual (Arq. Barluzzi, 1924)
Basílica cruzada (XII° siglo)
Basílica bizantina (IV° siglo)
Textos bíblicos
La agonía
Llegó Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní, y dijo a sus discípulos: “Siéntense aquí, mientras yo voy más allá a orar”. Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia. Y les dijo: “Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y permanezcan despiertos”. Fue un poco más adelante y, postrándose hasta tocar la tierra con su rostro, oró así: “Padre, si es posible, que este cáliz se aleje de mí. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”. Volvió donde sus discípulos, los halló dormidos; y dijo a Pedro: “¿De modo que no pudieron permanecer despiertos ni una hora conmigo? Estén despiertos y oren para que no caigan en la tentación. El espíritu es animoso, pero la carne es débil”. De nuevo se apartó por segunda vez a orar: “Padre, si éste cáliz no puede ser apartado de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad”. Volvió otra vez donde sus discípulos y los encontró dormidos, pues se les cerraban los ojos de sueño. Los dejó, pues, y se fue de nuevo a orar por tercera vez repitiendo las mismas palabras. Entonces volvió donde los discípulos y les dijo: “¡Ahora pueden dormir y descansar! Ha llegado la hora y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. ¡Levántense, vamos! El traidor está a punto de llegar”.
Toman preso a Jesús
Estaba todavía hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce. Iba acompañado de una gran chusma armada con espadas y garrotes, enviada por los jefes de los sacerdotes y por las autoridades judías. El traidor les había dado ésta señal: “Al que yo dé un beso, ése es; arréstenlo”. Se fue directamente donde Jesús y le dijo: “¡Buenas noches Maestro!”. Y le dio un beso. Jesús le dijo: “Amigo, haz lo que vienes a hacer”. Entonces se acercaron a Jesús y lo arrestaron. Uno de los que estaban con Jesús sacó la espada e hirió al sirviente del sumo sacerdote, cortándole una oreja. Entonces Jesús le dijo: “Vuelve la espada a su sitio, pues quien usa la espada perecerá por la espada. ¿No sabes que podría invocar a mi Padre y él, al momento, mandaría más de doce ejércitos de ángeles? Pero así había de suceder, y tienen que cumplirse las Escrituras”. En ese momento Jesús dijo a la gente: “A lo mejor buscan un ladrón y por eso salieron a detenerme con espadas y palos. Yo sin embargo me sentaba diariamente con ustedes en el Templo para enseñar, y no me detuvieron. Pero todo esto a pasado para que se cumpliera todo lo que estaba escrito en los Profetas”. Entonces todos los discípulos abandonaron a Jesús y huyeron. (Mateo 26,36-56)
Otros particulares son mencionados por los otros evangelistas. Lucas menciona el sudor de sangre en la agonía; Juan habla del lugar como un refugio frecuentado por Jesús y sus apóstoles, y subraya fuertemente el hecho que Jesús se entrega de propia voluntad a sus enemigos; Marcos recuerda un detalle de naturaleza quizá personal: Todos lo abandonaron y huyeron. Pero un joven los seguía, revestido solo con una sábana y lo frenó. Pero él, dejando la sábana, escapó desnudo (Marco 14, 50.52).
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