Un día lleno de sorpresas

Al levantarme por la ventana, el cielo estaba encapotado, todo gris, parecía un día de "hogar" para estar en casa, donde no apetece salir de ella. Me levanté y me asomé a la ventana: ¡estaba lloviendo!. Podía pensar: ¡vaya día que nos queda por delante!, pero no; confiado en que algún motivo tendría y que El Señor nos precedería de nuevo.

Bajamos a desayunar como los últimos días y a continuación fuimos a la Iglesia Católica que tenemos delante del hotel.

Íbamos a empezar los laudes cuando aparecen los hermanos de la Parroquia de Paloma (Madrid) que por estar lloviendo, no sabían a dónde ir. Fue una gracia que coincidiéramos: ¡¡Vaya regalo!! Poder participar juntos no sólo de los laudes si no de la misión que haríamos al finalizar.

A modo de paréntesis comento la anécdota:

Ayer o antes de ayer (ya no recuerdo) anunciamos el evangelio en español a unos en una terraza. Mariví dijo: id y anunciar la buena nueva a esos que están allí. Así lo hizo uno del grupo y después de un rato y de alguna que otra pregunta por parte de los oyentes, resulta que ¡eran los Catequistas del Camino Neocatecumenal de la Parroquia de la Paloma de Madrid!

Rezamos Laudes todos juntos. La Iglesia retumbaba por los cánticos que salían del corazón de todos los presentes. Después de una Palabra al azar, que resultó ser la que Jesús dice: Pedro, me amas? me amas? me amas?

Nos llenó del mismo espíritu que durante estos días: ya que no hacemos otra cosa que mostrar, que contar , que gritar, que cantar el amor que Dios nos ha tenido, a cada uno de nosotros de manera concreta, en sufrimientos concretos.

Ánimo, no temas, yo te amo, te conozco, sé cuál es tu debilidad, deja que te quiera, deja que actúe, que obre en ti, déjate querer, déjate hacer por Jesucristo: ¿amas la historia que estoy haciendo contigo?

Gracias a Dios en el Camino Neocatecumenal hemos aprendido a descubrir el amor de Dios, un amor infinito, incondicional, gratuito.

Salimos de la iglesia y estaba lloviendo, pero ya eso no importaba: ¿acaso puede apagar la lluvia el fuego que nace en nuestro interior? ¡No!. Así que salimos juntos por las calles cantando (en inglés y español) y nos parábamos de vez en cuando, bailábamos, cantábamos por las calles mas céntricas. La gente se paraba y mientras dábamos la experiencia del amor de Dios en nuestras vidas. Como seguía lloviendo, mientras hacíamos la misión, nos paramos a las puertas de un centro comercial (en el centro de la ciudad GoldCoast) y bajo la lluvia seguimos evangelizando.

Después como la lluvia se enfureció y era cada vez más fuerte decidimos ir de 2 en 2, a anunciar la Salvación dentro del centro comercial, a los que compraban, a los que estaban tomando un café, sin distinciones.

Fuimos a comer. Ya por la tarde vinimos al hotel a descansar en un tiempo libre. A las 17.00 celebramos las vísperas a la Iglesia Anglicana que también teníamos en frente.

Con mucha amabilidad el párroco, nos dejó celebrar en la iglesia. No teníamos otro sitio dónde hacerlo y El Señor nos lo tenía preparado.

Celebramos las vísperas e hicimos una cosa novedosa, una exégesis, encabezada por Antonio Riquelme. Exégesis: estudio de la Palabra sobre el evangelio del día. Se proclamó y después el Presbítero, Antonio, nos fue haciendo algunas preguntas sobre el texto para poder comprender su significado.

Fue un experimento, que a mi parecer resultó muy bien, ya que nos hizo pensar sobre el evangelio, las referencias que hacía, por qué las hacía, qué sentido tenían, etc. y eso te hace profundizar y entender su significado.

Como último regalo del día: después de haber estado con los hermanos de la Paloma, de haber celebrado en una Iglesia Católica, y luego en en una Anglicana; tuvimos una espectacular cena en un Restaurante Italiano, y así celebramos nuestra última noche aquí, en GoldCost.

Al terminar la cena bailamos en el restaurante y en la calle alguna "Macarena", Coyote Dance y como no podía ser de otra forma ¡no podía faltar una sevillana tocada por Riquelme!

Mañana partimos camino a Sydney, tenemos que madrugar y ya veremos qué es lo que nos espera.