El misterio de la Encarnación comienza en este lugar con el anuncio del ángel a María, una jovencita de Nazaret, en Galilea. Efectivamente, para la fe cristiana Aquel que fue concebido en ella es el Hijo de Dios. La moderna basílica encierra dentro de sí recuerdos de la “casa de María” al igual que otros más de una larga historia de presencia cristiana.
Basilica dell’Annunciazione
Convento di Terra Santa
P.O.Box 23
16100 Nazareth
Israel
Tel. 04-657.25.01
Fax. 04-646.02.03
La tradición cristiana
Nazaret, “de cuya denominación Cristo fue llamado el Nazareno y también nosotros desde antiguo fuimos llamados nazarenos…” (Eusebio de Cesárea, comienzos del s.IV) se encuentra ya incluido en el itinerario de lugares santos que San Jerónimo ( a finales del siglo I V) presenta a la matrona romana Marcela: -“Iremos a Nazaret y veremos, según indica su nombre, la flor de Galilea”. El peregrino anónimo de Placencia (hacia el 570) nos habla de una iglesia construida en el lugar mismo de la casa de María. La modesta iglesia bizantina (s V) fue reemplazada durante el período cruzado (s. XII) por una gran basílica que el califa Bibars hizo demolir en el año 1263. Protegiendo la gruta de la Anunciación queda hoy sólo una capillita “ en recuerdo de la humildad y de la pobreza” nos dice el dominico Fray Ricoldo di Monte Croce (1294). Hoy, la nueva Basílica inferior, conserva los recuerdos más sagrados. La gruta de la Anunciación sufrió numerosos cambios a lo largo de los siglos que en sus orígenes formaba parte de una zona habitada cuyos restos se pueden admirar hoy al norte de la basílica. Otra pequeña gruta, con graffiti y pinturas dejados por los antiguos peregrinos sobre sus paredes, se encuentra en la parte izquierda de dicha gruta de la Anunciación. Los mosaicos del pavimento nos hacen ver varios tipos de cruces sobre los mismos y servían de ornamento al santuario anterior a la basílica bizantina (iglesia-sinagoga de los ss.III-IV). De los antiguos edificios formaban parte elementos arquitectónicos encontrados fuera del lugar que nos hacen ver señales y graffiti de marcado sabor religioso como el famosísimo del “Jaire María” = “Salve, María”. Estos preciosos recuerdos se conservan en el museo adjunto al Santuario al igual que cinco capiteles y otros elementos provenientes de la basílica cruzada.
Los franciscanos tomaron posesión del lugar en el año 1620, siendo Custodio el P. Tomás Obicini de Novara, gracias a la donación del príncipe druso de Galilea Fakred- Din. En el año 1770 pudieron construir una modesta iglesia que duró con algunas pequeñas modificaciones, hasta el año 1954, fecha en que comenzaron las excavaciones que precedieron la construcción de la gran basílica que actualmente encierra el lugar santo de la Gruta de la Anunciación. Inaugurada en el año 1969, es obra del arquitecto G. Muzio.
El lugar
Paredes y techo de la Gruta de la Anunciación (señalada en el plano con la letra B). La Gruta fue siempre venerada como parte de la “Casa de María”.
Textos bíblicos
La virgen está encinta y da a luz un hijo
En aquellos días, el Señor habló a Acaz: - «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.» Respondió Acaz: - «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: - «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dioscon- nosotros”».
(Isaías 7,10-14)
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: - «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: - «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: - «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: - «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y la dejó el ángel.
(Lucas 1,26-38)
El anuncio a María no señala el principio de la historia de la salvación, pero en él se manifiesta un acontecimiento inimaginable para la mente humana. Para el creyente se puede decir que es el principio del misterio de Cristo, donde por misterio no hay que entender superficialmente cualquier cosa oscura, ni un modo de velar una realidad o un expediente al cual se recurre por no saberlo explicar. Entendemos aquí por misterio todo aquello que supera la inteligencia humana en su relación con Dios, quien no piensa necesariamente como lo hace el hombre. Acaz deposita su confianza en los hombres, no en Dios. Su falso temor de Dios esconde este hecho y no otra cosa poniendo al descubierto la hipocresía de su fe en Dios. El oráculo de Isaías rompe cualquier esquema. No solamente Dios, por iniciativa propia, dará una señal con la cual garantizará la permanencia de la descendencia de David, sino que el nacimiento del Salvador vendrá de una Virgen. Esta Virgen es María de Nazaret. El ángel Gabriel la saluda como “llena de gracia” y María acepta la gracia de convertirse en la madre de Jesús, el Mesías. El Evangelio no nos dice cuándo el Espíritu Santo descendió sobre ella y concibió el Emmanuel. De todos modos, del relato evangélico se desprende que el momento de la concepción coincide con el mismo en el que ella dio el sí al descubrir en aquel instante, si no en todos sus detalles, la misión que Dios le confiaba. El curso natural de su embarazo se desarrolla entre la visita a su prima Isabel y el nacimiento de Jesús, en Belén. Jesús es el Salvador, el mediador de la nueva Alianza que ha establecido con nosotros ofreciéndose a sí mismo en obediencia a la voluntad del Padre.
La oración del “Ángelus”
-El ángel del Señor anunció a María. Y concibió por obra del Espíritu Santo. Dios te salve María…
-He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve María…
-Y el Verbo se hizo hombre. Y habitó entre nosotros. Dios te salve María…
-Ruega por nosotros santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Basilica dell’Annunciazione
Convento di Terra Santa
P.O.Box 23
16100 Nazareth
Israel
Tel. 04-657.25.01
Fax. 04-646.02.03
La tradición cristiana
Nazaret, “de cuya denominación Cristo fue llamado el Nazareno y también nosotros desde antiguo fuimos llamados nazarenos…” (Eusebio de Cesárea, comienzos del s.IV) se encuentra ya incluido en el itinerario de lugares santos que San Jerónimo ( a finales del siglo I V) presenta a la matrona romana Marcela: -“Iremos a Nazaret y veremos, según indica su nombre, la flor de Galilea”. El peregrino anónimo de Placencia (hacia el 570) nos habla de una iglesia construida en el lugar mismo de la casa de María. La modesta iglesia bizantina (s V) fue reemplazada durante el período cruzado (s. XII) por una gran basílica que el califa Bibars hizo demolir en el año 1263. Protegiendo la gruta de la Anunciación queda hoy sólo una capillita “ en recuerdo de la humildad y de la pobreza” nos dice el dominico Fray Ricoldo di Monte Croce (1294). Hoy, la nueva Basílica inferior, conserva los recuerdos más sagrados. La gruta de la Anunciación sufrió numerosos cambios a lo largo de los siglos que en sus orígenes formaba parte de una zona habitada cuyos restos se pueden admirar hoy al norte de la basílica. Otra pequeña gruta, con graffiti y pinturas dejados por los antiguos peregrinos sobre sus paredes, se encuentra en la parte izquierda de dicha gruta de la Anunciación. Los mosaicos del pavimento nos hacen ver varios tipos de cruces sobre los mismos y servían de ornamento al santuario anterior a la basílica bizantina (iglesia-sinagoga de los ss.III-IV). De los antiguos edificios formaban parte elementos arquitectónicos encontrados fuera del lugar que nos hacen ver señales y graffiti de marcado sabor religioso como el famosísimo del “Jaire María” = “Salve, María”. Estos preciosos recuerdos se conservan en el museo adjunto al Santuario al igual que cinco capiteles y otros elementos provenientes de la basílica cruzada.
Los franciscanos tomaron posesión del lugar en el año 1620, siendo Custodio el P. Tomás Obicini de Novara, gracias a la donación del príncipe druso de Galilea Fakred- Din. En el año 1770 pudieron construir una modesta iglesia que duró con algunas pequeñas modificaciones, hasta el año 1954, fecha en que comenzaron las excavaciones que precedieron la construcción de la gran basílica que actualmente encierra el lugar santo de la Gruta de la Anunciación. Inaugurada en el año 1969, es obra del arquitecto G. Muzio.
El lugar
Paredes y techo de la Gruta de la Anunciación (señalada en el plano con la letra B). La Gruta fue siempre venerada como parte de la “Casa de María”.
Textos bíblicos
La virgen está encinta y da a luz un hijo
En aquellos días, el Señor habló a Acaz: - «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.» Respondió Acaz: - «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: - «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dioscon- nosotros”».
(Isaías 7,10-14)
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: - «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: - «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: - «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: - «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y la dejó el ángel.
(Lucas 1,26-38)
El anuncio a María no señala el principio de la historia de la salvación, pero en él se manifiesta un acontecimiento inimaginable para la mente humana. Para el creyente se puede decir que es el principio del misterio de Cristo, donde por misterio no hay que entender superficialmente cualquier cosa oscura, ni un modo de velar una realidad o un expediente al cual se recurre por no saberlo explicar. Entendemos aquí por misterio todo aquello que supera la inteligencia humana en su relación con Dios, quien no piensa necesariamente como lo hace el hombre. Acaz deposita su confianza en los hombres, no en Dios. Su falso temor de Dios esconde este hecho y no otra cosa poniendo al descubierto la hipocresía de su fe en Dios. El oráculo de Isaías rompe cualquier esquema. No solamente Dios, por iniciativa propia, dará una señal con la cual garantizará la permanencia de la descendencia de David, sino que el nacimiento del Salvador vendrá de una Virgen. Esta Virgen es María de Nazaret. El ángel Gabriel la saluda como “llena de gracia” y María acepta la gracia de convertirse en la madre de Jesús, el Mesías. El Evangelio no nos dice cuándo el Espíritu Santo descendió sobre ella y concibió el Emmanuel. De todos modos, del relato evangélico se desprende que el momento de la concepción coincide con el mismo en el que ella dio el sí al descubrir en aquel instante, si no en todos sus detalles, la misión que Dios le confiaba. El curso natural de su embarazo se desarrolla entre la visita a su prima Isabel y el nacimiento de Jesús, en Belén. Jesús es el Salvador, el mediador de la nueva Alianza que ha establecido con nosotros ofreciéndose a sí mismo en obediencia a la voluntad del Padre.
La oración del “Ángelus”
-El ángel del Señor anunció a María. Y concibió por obra del Espíritu Santo. Dios te salve María…
-He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve María…
-Y el Verbo se hizo hombre. Y habitó entre nosotros. Dios te salve María…
-Ruega por nosotros santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
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