
Empezamos el día en el Tabga, lugar del Primado de Pedro y de la primera multiplicación de los panes y los peces.
Rezamos allí los laudes, en presencia del lugar de un hecho muy importante cuando Jesucristo (después de haber resucitado) les dice que echen las redes al otro lado, pues no habían pescado nada y Pedro, un hombre impulsivo le reconoce y se lanza al mar. Mientras cenaban los peces, le preguntan a Pedro si le quería más que los otros, y Pedro al final se da cuenta de que ya en el pasado había negado a Jesús y también que no es más que nadie, y Cristo le hace cabeza de la Iglesia.

De igual modo cuando Cristo te toca eres capaz de entregarlo todo, de crucificar la razón y saltar de la barca en su busca.
Fuimos cantando y bendiciendo al Señor camino de Cafarnaun (a pie) donde vimos las ruinas de la casa de Pedro, impresionante, el primer Vaticano, la ciudad que fue profetizada que se hundiría hasta el hades (y que así fue) en el que se ven los restos de los lugares donde estuvo Jesús, la curación de la suegra de pedro, el paralítico que bajan del techo en la casa de Pedro para que fuera curado.

¿Cuantos milagros ha hecho Jesucristo en nuestra vida? ¿Cuántos bienes nos ha dado el Señor? Infinidad de ellos, porque el sufrimiento, no mata, no destruye, no es para que seamos infelices si no para poder volvernos de cara a Jesucristo, reconocer a Dios como creador, porque todo está bien hecho, tu marido, tus hijos, el trabajo, etc...

Fuimos a comer el Pez de Pedro, junto con el resto de autobuses, bailamos y convivimos tuvimos tiempo para hacer una buena sobremesa.
Partimos hacia la segunda multiplicación de los panes y los peces, signo de la “misio ad gentes” donde les da de comer, se sacian y sobra, signo de la evangelización a la que somos llamados todos los cristianos. Es importante porque como a nosotros nos han alimentado y nos ha sobrado, por lo que damos aquello que nos sobra.

Cruzamos el lago en barca, recordando y leyendo los pasajes de la tempestad y miedo de los discípulos porque es cierto que cuando todo va bien, nada nos preocupa, tenemos un montón de fe, todo es fácil, pero cuando llega un pequeño balanceo, tempestad y todo se viene abajo, viene la duda.
Al igual que en el otro pasaje en el que Jesucristo para la tempestad porque no nos deja perecer, no permitirá que nos ahoguemos, estando con el señor ¿qué he de temer?
Una palabra de Jesucristo en el otro pasaje basta para que Pedro camine sobre las aguas, en cuanto se mira a si mismo, agacha la cabeza y empieza a hundirse, pero Cristo nunca dejará que nos hundamos, nos invita a poner nuestra vida en sus manos, toda nuestra vida, el marido, noviazgo, vocación, hijos, familia, todo en sus manos porque sólo él es necesario, es la roca firme que no perecerá.
Regresamos al hotel, cantando un poco por las calles y bailando. Después de todo esto, una gracia de Dios, nos queda prepararnos para un día nuevo lleno de milagros y vida.
1 comentarios:
soy de Tarragona, mi hija tambien esta en Israel, agradezco poder ver las fotos, el viaje, ya no es solo en espiritu, veo los lugares con vosotros. Gracias.
Lapaz os acompañe.
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